Desde el año 2001, le empresa contaba con una bodega de seis mil metros cuadrados que había sido construida con el objetivo de ser arrendada. Durante varios años fueron alquiladas a Emasa, pero a partir de 2008, Emaresa comienza con su uso directo triplicando su capacidad de almacenaje, el que igualmente no bastó. Tres años más tarde, se amplía el espacio de bodegaje a piso a más de 20 mil metros cuadrados, gracias a un contrato a largo plazo con los terrenos colindantes. Al año siguiente, el espacio vuelve a crecer con la inauguración de una moderna bodega de 4 mil 500 metros cuadrados.